viernes, 28 de enero de 2011

Metamorfosis

La actividad para este fin de semana será elegir un objeto y describir los cambios o transformaciones que puede sufrir, igual que el diario del texto de Cortázar, hasta que al final, su uso sea totalmente distinto al habitual.
"Un señor toma el tranvía después de comprar el diario y ponérselo bajo el brazo. Media hora más tarde desciende con el mismo diario bajo el mismo brazo. Pero ya no es el mismo diario, ahora es un montón de hojas impresas que el señor abandona en un banco de  la plaza.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que un muchacho lo ve, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que una anciana lo encuentra, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Luego se lo lleva a su casa y en el camino lo usa para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios después de estas excitantes metamorfosis."
"El diario a diario", Julio Cortázar
Podéis consultar este enlace para ver algún ejemplo: Almadraba Literaria


Un día mi abuelo me contó que de niño, cuando cumplió 8 años, su padre le hizo unas alpargatas con la suela de esparto; Se las puso y no se las quitaba ni cuando llovía.
Con el paso del tiempo la tela que cubría el pié se partió y su padre usó las suelas de esparto para tocar la garrafa en navidad, se hacia música golpeando la boca de la garrafa con la suela de esparto de la alpargata, pero de tanto golpear la boca de la garrafa con la suela de esparto de la alpargata se partió en dos y entonces su madre usó la parte del talón de la suela de esparto de la alpargata para reposavasos y la parte delantera de la suela de esparto de la alpargata para salvamanteles y colocar los cuencos que se usaban como platos.
José Antonio

En un restaurante donde la verdura es comprada a granel, casi siempre suele haber piezas un poco más grandes de lo normal que vienen de regalo. En estas circunstancias, la hija del dueño vio una gran calabaza que le vendría muy bien para hacer una lámpara para la fiesta de Halloween. Ya tenemos que la calabaza primero fue un alimento comestible y después un objeto decorativo, pero esto no fue todo ya que cuando Halloween  terminó, su madre cogió la calabaza y la utilizó como maceta, plantando unas maravillosas margaritas. En fin, hay objetos que pueden estar creados para una misión y después servir para otras muchas.
Paqui

LA METAMORFOSIS DEL HUEVO
Os voy a hablar de algo muy conocido por todos: el huevo. Ya sabéis, algo muy frágil, quien no ha dicho alguna vez al que lleva la bolsa con los huevos: ¡Ten "cuidao" no vayas a hacer la tortilla antes de tiempo! Pensemos por un momento en el aspecto de ese huevo que llega a casa: ovalado, de tacto suave, color (dependiendo de la gallina blanco o color "carne" como decíamos de pequeños) y Dios Santo lo que podemos hacer con él. Si lo metemos en agua hirviendo pocos minutos tendremos "el huevo pasado por agua" que con unas migajas de pan y sal está riquísimo. Si lo dejas en el agua hirviendo más tiempo tenemos "el huevo duro" que lo puedes usar para una ensalada a trocitos, para rellenarlo de lo que te guste con una salsa, para echarlo en la sopa del puchero, o para comértelo simplemente cocido. Si en una sartén pones aceite de oliva y lo pones en el fuego, echas el huevo y tendrás el "huevo frito", le puedes hacer un encajito y queda bueno y bonito. Si no quieres engordar lo pones en la plancha y también te lo comes aunque no está tan bueno, por lo menos para mi gusto. Si lo bates con un poco de sal te puedes hacer una preciosa tortilla a la francesa (tengo que investigar porque debe su nombre al país galo), y nuestro plato estrella: la tortilla de patatas también cuenta con ellos como ingredientes insustituibles. Si te gusta revolver, los puedes usar para hacer un revuelto con setas, patatas, verduritas, y lo que tengas a mano en la nevera. Pero la mayor metamorfosis del huevo, es que si lo dejas en el gallinero para que le den calorcita unos días ¡tachán! SALE UN POLLITO. No me digáis que la cosa no manda huevos ¿eh? Claro está que si vaciamos el contenido del huevo con cuidado haciéndole dos agujeros y soplando, podemos usar el cascarón como un huevo decorativo pintándolo o usando los cascarones para hacer las cabezas de las piezas del belén, en fin todo aquello que nuestra imaginación nos permita.
Carmen


Mi jersey nuevo

El otro día me levanté un poco deprimida, me arreglé un poco y me fui a dar un paseo. Al pasar por una tienda vi en el escaparate un jersey que me encantó. Entré en la tienda y pregunté por el precio. No era caro, así que me lo probé y me gustó tanto que salí a la calle con él puesto. Me encontré a una amiga y me invitó a tomar un café,con tan mala suerte que el camarero al ir a servirnos tropezó y ¡HORROR!,se le cayó el café en mi jersey. Al llegar a casa, lo metí en la lavadora ¿Que he hecho? No le di a "lavar en frio". Bueno, el jersey le servirá a mi hija
  • - Cristina ¿te gusta el jersey que te he comprado? ¿Si?Pues mañana te lo pones para ir al Instituto.

Al día siguiente al llegar mi hija del Instituto se le había reventado un rotulador en el jersey. Mala suerte. Lavé el jersey, lo corté e hice unas fundas para la escoba. ¡Que mopas tan chulas!. Cada vez que barro mi casa me acuerdo de ese jersey tan bonito que me compré.

Mªª Ángeles

Esta historia está basada en un hecho real. Cuando era una niña me gustaba mucho presumir. Siempre me fijaba en las cosas que llamaban la atención. Mi abuela tenía mucho oro y yo le decía:
Abuela ¡Qué bonito el oro que tienes!
Me contesto:
- Cuando seas más mayorcita, te dejaré estos pendientes para ti.
Pero no pasó mucho tiempo y se murió. Yo todavía era pequeña, pero mi abuela cumplió con su palabra y le dejó los pendientes a mi madre, diciéndole que me los diera cuando fuese más mayor. Pasó el tiempo y un día mi madre fue a una boda y se los puso. Cuando volvió a casa solo tenia un pendiente. Empezó a buscar por todos lados y no encontraba nada. Volvió otra vez a la boda y cuando entró por la puerta se encontró con la madre de la novia y le dijo:
- ¿Qué te ha pasado?
- He perdido los pendientes, que eran de mi madre y se los había dejado a mi hija.
- Pues tienes mucha suerte por que la limpiadora lo acababa de encontrar y no sabíamos de quien era. Has llegado en buen momento.
Mi madre le dio un abrazo con mucha alegría y vino de vuelta a casa. Al cabo del tiempo yo crecí y mi madre me dio los pendientes que me prometió mi abuela. Desde aquel tiempo hasta ahora, los llevo puesto.

Souad

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