Ni demasiado exigentes ni demasiado permisivos. Educar u hijo es un tiro y afloja constante. Hay veces en las que debemos ser muy estrictos y otras en las que podemos ser más flexibles, dependiendo de la situación.
Cuando se trata de hábitos que deseamos inculcar, como llegar a determinada hora a casa, lavarse los dientes, mantener ordenada su habitación, hay que mantenerse firmes y exigir que se cumplan, pero evitando que la sangre llegue al río.Se trata de temas negociables en los que el niño puede disponer de un pequeño margen de acción.
Hay conductas, sin embargo que resultan inadmisibles y que, por lo tanto, no pueden tolerarse, sea cual sea la situación. Faltas de respeto, peleas, agresiones físicas...Aquí no hay explicaciones ni negociaciones que valgan. No se debe actuar así bajo ningún concepto.
Esta norma de actuación puede aplicarse a todas las edades, desde la primera infancia a la adolescencia. A partir del momento en el que el niño sea capaz de adquirir responsabilidades( recoger sus juguetes, respetar los horarios, poner la mesa...), ya es posible empezar a hacerlo a diario.
NUESTROS HIJOS ( REVISTA PRONTO Nº 2086)
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